viernes, 2 de julio de 2010

2ª parte del 2º capitulo de... Las ladronas celestiales.

Queridos lector@s:
Aquí os dejamos la segunda parte del segundo que capítulo, que ya sabíamos que estábais deseosos de leerla, sentimos mucho la tardanza, pero hubo que pasar muchas cosas a limpio, pero bueno, os dejo ya con la historia que tendreis muchas ganas de leerla y me estoy enrollando como una persiana XDXD
kiss
Jeanne y D'arc, las ladronas celestiales



II. Las Ladronas Fantasma
Parte II
Cuando ambas jóvenes abrieron los ojos, notaron algo nuevo en su interior, un poder ilimitado que crecía a cada segundo.
-Es una sensación increíble- dijo Marta G sonriendo.
-No encuentro palabras para describirlo- En ese instante, Marta M se miró y soltó un improperio impropio de una dama. Marta G se asustó y le preguntó:
-¿Qué ocurre? ¿Por qué te enfadas?
-Esto no se incluía en el trato- dijo mirando a Fann muy cabreada- habíamos quedado en que mi pelo se quedaba como estaba, se ha vuelto rubio platino, casi blanco, y además, ¿por la cara estas dos ridículas coletas de niña pequeña?- dijo apresurándose en quitárselas.
-Ups- dijo Fann arrepentida- no pensé que esto pudiera pasar.
-¡AAAh!- chilló Marta G- tengo el pelo rubio.
-Lo siento- se disculpó Finn antes de que le echara la bronca.
-¡Me encanta!- dijo contenta, comenzó a mirarse- oye, me veo más alta y con la voz distinta, y mi transformación es exactamente igual a la de Kamikaze Kaitou Jeanne.
-Son los efectos secundarios de la transformación- dijo Fann sonriendo.
-¿Ah, si?- preguntó Marta M seria- ¿y si nos ponemos otros nombres?, yo quiero ser… ¡D’arc!
-¿Ese no es el apellido de Juana de Arco en francés?- preguntó Marta G, Marta M le asintió- pues entonces yo seré Jeanne- añadió Marta G sonriendo.
-Pues entonces, vamos a ocuparnos ya de la misión.- D'arc  saltó del árbol en el que se habían posado y se alejó en dirección al instituto dejando al resto con la palabra en la boca.
-Mejor que la sigas rápido, Jeanne, porque al ritmo que va, se hace la misión ella solita- dijo Fann con una carcajada al ver que D’arc ya casi estaba en el instituto.
-¡Voy!- exclamó Jeanne contenta y saltó del árbol, tratando de alcanzarla .- Espérame- pero D’arc la adelantó y llegó rápidamente al instituto.
Cuando Jeanne llegó, se encontró a D’arc apoyada en la verja de entrada del instituto, con actitud despreocupada, con una rodilla doblada y los brazos cruzados delante del pecho, sonriendo con los ojos cerrados, mientras el viento le mecía el cabello.
-Al fin- dijo abriendo sus nuevos ojos, que eran grises como una mañana nublada- Vamos.
-Si- dijo Jeanne obediente. Las dos chicas se miraron y dijeron a la vez:
-Comienza el juego - y saltaron por encima de la verja y se adentraron en el instituto.
-Entraremos por el tejado,  la puerta está cerrada- dijo D’arc con mirada calculadora, analizando el lugar.
 -Y,  al ser el patio sin tejado, saltaremos dentro.- Terminó Jeanne. 
Gracias a su agilidad llegaron al tejado sin problemas y se internaron en el instituto.
-Esto es demasiado fácil- dijo Jeanne.
-No seas gafe- le dijo una voz desde el rosario.
-¿Fann?
-La súper ángel en prácticas Fann Fishu al habla.
-Menos lobos, caperucita- le soltó D’arc.
-Eso, hay que centrarse, el demonio está en la tercera planta, en el aula trescientos diez.
-¿Qué hará la profesora de matemáticas en el instituto a estas horas y menos si se han suspendido las clases?- se pregunto Jeanne.
Las jóvenes subieron las escaleras hasta la segunda planta, pero se detuvieron en la primera al ver la luz de la jefatura de estudios encendida y varios profesores en su interior, haciendo papeleo.
-¿Qué ocurre, por qué os habéis detenido?- preguntó Finn, temiéndose lo peor.
-¿Por qué hay profesores en la jefatura a estas horas?- se preguntó Jeanne extrañada.- ¡Por supuesto!- exclamó dándose una palmada en la frente- las clases nocturnas del instituto, esas no se anulan, eso ha sido muy astuto por pare del demonio.
-¡Será capulla! Cuanta más gente, más difícil nos resultará hacer el Jaque Mate- soltó Fann con muy mala leche.
-¡Tengo una idea!- exclamó Finn, una bombilla se encendió en su cabeza, pero nadie le hacía caso.
Mientras Fann y D’arc hacían una lista de tacos para soltarle a la profesora de Matemáticas; Jeanne comenzó a mirar su nuevo cuerpo maravillada y la pobre Finn seguía explicando su genial idea.
-Y entonces… cortocircuito… - decía ella sin que le hicieran caso- y esta es mi idea- terminó, haciendo que las jóvenes y Fann dejaran de hacer el tonto y se centraran en lo que debían hacer.
-¿Qué idea?- preguntó Jeanne.
-Pues que provoquemos un cortocircuito- contestó  Finn.
-¿Y eso de qué servirá?- volvió a preguntar Jeanne.
-Cortará la luz, lo que nos permitirá hacer un Jaque Mate con más facilidad- dijo D’arc pensativa.
-Pues… vaya, es cierto- dijo Fann sorprendida.
-Pues manos a la obra- dijo Jeanne risueña.
Las chicas no se habían percatado, sin embargo, de que alguien las observaba escondido entre las sombras, y ese alguien, sonreía triunfante.
… … … … … … … … …

-Este debe de ser el cuadro de luces- dijo Jeanne abriendo un pequeño armario empotrado, que estaba
poblado de pequeños interruptores.
D’arc miró todos  los lados, aguzando el oído, cosa que preocupó a Jeanne.
-¿Qué ocurre?- le preguntó.
-El viento está inquieto, y eso me pone los pelos de punta- susurró- presiento que algo malo va a pasar, el viento me susurra que se avecinan problemas.
-Bueno, de momento vamos a cortar la luz- dijo Jeanne bajando varias palanca.
Click!
Las luces se fueron apagando una a una, lentamente, mientras D’arc murmuraba:
-Problemas, esto nos va a traer problemas.
Jeanne bajó la última palanca apagando la última luz.
-¡Bien!- exclamó Fann, aunque D’arc seguía sintiendo mucho miedo y angustia le oprimía el pecho, que no auguraban nada bueno.
-No cantéis victoria tan pronto- dijo D’arc, solo que esa no era su verdadera voz, si no, una voz profunda y tétrica. Repentinamente, soltó una terrorífica carcajada y las luces se encendieron por si solas.
-¡¿Qué… qué ha pasado?!- exclamó Fann.
-Tienen un generador de repuesto- dijo D’arc en trance, recuperando su voz normal- El demonio nos vio y lo activó.
-¡Mecachis en la mar salada!- exclamó Jeanne- un momento… y… ¡¿tú como sabes todo eso?!- le preguntó alarmada.
-¿Cómo se el qué?- preguntó extrañada D’arc, sin saber que pasaba.
-Lo del generador y lo del demonio y…- tartamudeó Jeanne haciendo gestos extraños.
-No se de qué me hablas- dijo D’arc pensando que Jeanne se había vuelto todavía más loca de lo que ya lo estaba.
-Dejadlo, chicas- dijo Finn previendo aires de pelea.
-Tienes razón- dijo Jeanne tratando evitar la discusión- tenemos que llegar sin que nos pillen- continuó- pero por muy rápidas que seamos, algún profesor nos verá y está es la única vía para llegar arriba - finalizó con preocupación.
De repente sintió un golpe en la nuca y gritó . Se dio la vuelta y vio a D’arc, que rápida como el rayo, le dio otro golpe.
-No hace falta pasar por delante de los profesores ni esta escalera - dijo con calma- ya que… hay algo llamado escaleras traseras.
-Pues, es verdad- dijo Jeanne riéndose.
-D’arc… y… ¿qué hacemos con los alumnos que estén en el aula?, no podemos entrar en la clase con toda esa gente, y menos vestidas así- dijo Jeanne con preocupación.
-Oye, si yo puedo hablar con el viento, tu también podrás hacer algo- dijo D’arc- a lo mejor, puedes dormirlos, quien sabe.
-Tengo una idea, “eso” debería estar por aquí…- dijo rebuscando algo entre la ropa, rebuscando en cada pliegue.
D’arc la miró extrañada frunciendo el entrecejo.
En ese momento, Jeanne sacó “eso”, que era una especie de amuleto.
-¿Qué es eso?- preguntó aún con el entrecejo fruncido.
-Es el “Petit-Claire”- dijo Jeanne limpiando el cristal central del pequeño amuleto.
-¿Para qué sirve?- preguntó D’arc sin dejar de fruncir el ceño.
-Es un amuleto que contiene una cosa que nos ayudará en nuestros robos, pero ahora espero que a dios se le haya ocurrido algo original que usar aparte - dijo Jeanne , en ese momento puso la mano encima de la gema y de repente sus pupilas se dilataron y empezaron a brillar con un tono lila y de su boca brotaron unas palabras imperceptibles.
 Tras estas palabras, surgió una bolsita marrón, que tenía un cordón dorado cerrándola, cuando la bolsa salió del todo, Jeanne guardó el Petit-Claire.
De repente, a D’arc se le pusieron los ojos en blanco de nuevo y se le abrió la boca con una boca de terror.
-¿Qué te pasa?- preguntó Jeanne.
-Algo malo pasará- dijo una voz fantasmal desde la boca de D’arc mientras bajaba la temperatura de la habitación.
-Que frío- dijo Jeanne castañeteando, con un escalofrío.
-Habrá mucha sangre- siguió la voz- sangre roja y azul.
-D’arc, no querrás decir que a alguien se le caerá un bote de pintura encima- dijo Jeanne con guasa.
-Silencio- le cortó con dureza la voz- no oigo nada, el silencio es mortal, hay soledad, tristeza.
-Ya coño…- dijo Jeanne mirando para arriba.
-Veo un terrible accidente- dijo la voz perdiendo fuerza, cada vez más bajo.
Tras esto, Jeanne sintió como que algo salía de D’arc, haciendo que cayera al suelo, sin hacer ruido.
-D’arc, D’arc, despierta que tenemos trabajo… ¡No vale dormirse tras haber sido poseída por algo!- dijo Jeanne zarandeándola y abofeteándola con dureza para despertarla.
D’arc abrió los ojos lentamente y parpadeó varias veces, desorientada, perdida.
-¿Qué ha pasado?- preguntó llevándose una mano a la cabeza, con una mueca de dolor- ¡Qué dolor de cabeza!
-Creo que llevas tres minutos en trance- dijo Jeanne.
-¿Ah, si?,- dijo D’arc con voz cansada- Cuanto te apuestas a que mañana tengo resaca.
-Chicas, os estáis entreteniendo bastante- les regañó Finn a través del rosario.
-Ya nos damos prisa- dijo Jeanne.
D’arc ya estaba recuperada del gran shock que había recibido, así que las jóvenes subieron las escaleras veloces como el viento.
Cuando llegaron a la 3ª planta empezaron a sentir un aura maligna, que aumentaba con cada paso que daban.
-Este debe ser el demonio- dijo Jeanne, refiriéndose a la extraña aura que había a su alrededor, en ese momento, llegaron a la puerta del aula, se miraron y abrieron la puerta suspirando. En el interior, el aula estaba llena de alumnos, unos treinta, más o menos.
Marta G abrió la bolsita y cogió un poco de polvo dorado en la mano.
-Aquí empieza el verdadero espectáculo- dijo Jeanne sonriendo con picardía, y entonces, todos los alumnos del aula se giraron en sus sillas y vieron a las dos jóvenes plantadas en la puerta, con determinación pintada en la cara.
-D’arc, necesito un poco de viento- dijo Jeanne picándole un ojo a su compañera con picardía.
Jeanne y D’arc intercambiaron una corta mirada de complicidad y sonrieron con malicia.
-Viento, compañero poderoso que nos ayudas y nos guías- rezó D’arc cerrando los ojos y bajando la cabeza en señal de sumisión- necesitamos que vengas y nos ayudes a derrotar a este enemigo.
Un viento fuerte entró en la habitación y rodeó a D’arc que susurró algo de forma inaudible, haciendo que el viento se acercara a Jeanne y la rodeara, esperando ordenes.
-Todo tuyo, hermana- dijo D’arc picándole un ojo a Jeanne con una sonrisa picara pintada en la cara.
-"Sands of time" arenas del tiempo, congelad vuestro camino en esta habitación, par realizar nuestra misión en nombre de Dios
Tras estas palabras de Jeanne, ambas miraron hacia la clase, donde todos los alumnos habían caído en un profundo y tranquilo sueño.
-No estoy muy segura de…- comenzó D’arc pensativa D’arc, muy seria- de si se han dormido por los polvos o por lo largas que han sido las frases que hemos usado para cada cosa.
-Por una cosa o por la otra, lo importante es que están por fin dormidos- dijo Jeanne poniendo los ojos en blanco.
-¿Quiénes sois?- preguntó Delia asustada, con la cara pálida como si hubiera visto a un muerto.
-Eso no te va a servir para nada, sabemos perfectamente que has poseído a esta pobre mujer- dijo Jeanne, recibiendo una mirada de D’arc que parecía decir “De pobre nada, será amargada”
Delia soltó una siniestra carcajada y de su interior salió una oscura sombra, dejando que el cuerpo de la profesora cayera inconsciente al suelo, con un ruido sordo.
-Un momento…- el demonio las miró indecisa- ¿Cuál de vosotras es la reencarnación de Juana de Arco?
Las jóvenes se miraron con complicidad, y mordiéndose una uña con picardía dijeron:
-Adivínalo.
El demonio las miró otra vez con indecisión, primero a una y después a la otra, tomó una decisión.
-Pito, pito, demonito, donde vas tu tan bonito, a la era demoniera, pin… pon… pal infierno, ¡tu misma!- tras esta gran demostración del pito, pito ¡¿demonito?! ¿y eso qué será?, bueno, a lo que íbamos, tras esto, comenzó a perseguir a D’arc.
-¡D’arc, aguanta, qué encontraré el foco de su poder !- exclamó Jeanne poniéndose a pensar, entonces, vio el bolso de Delia, del cual salía un aura demoníaca. Jeanne abrió el  bolso con celeridad y encontró el estuche de bolígrafos de colores que la profesora siempre usaba.
-Debería haberlo imaginado desde el principio- dijo Jeanne sacando el estuche del bolso.
-¡Eso es mío!- exclamó el demonio dejando de perseguir a D’arc para comenzar a perseguir a Jeanne.
D’arc suspiró:
-¡Qué alivio!
Jeanne volvió a pasarle el estuche a D’arc, provocando una maldición por parte de esta.
-Lo siento, cariño- le dijo al demonio con guasa- nuestra relación no funcionaría, no me gustan los pegajosos.
Estas palabras enfurecieron al demonio, que casi coge los bolígrafos antes de que D’arc se los pasara a Jeanne, que los cogió al vuelo.
-¡Finn, ¿Qué hacemos?!- exclamó Jeanne a voz en cuello, desesperada.
-Lo único que debéis hacer es dejaros guiar por vuestro poder espiritual, el que albergáis como reencarnaciones de Juana de Arco que sois- dijo Finn, sin perder la calma.
-Siento decirte esto, Finn- le gritó D’arc desde la otra esquina de la habitación- pero ahora mismo, mi poder espiritual esta cagado de miedo, y lo único que me dice es que corra- terminó, deteniéndose y girándose para encararse hacia el demonio.
-Pues…, vamos allá- le dijo a D’arc, saltó por encima del demonio y llegó hasta ella.
-¿Qué hacemos Jeanne?- le dijo D’arc- tu eres la experta en estas frikadas.
-Pues… decir algo así como… “En nombre de Dios”… e improvisar algo- dijo Jeanne rascándose la cabeza.
-Por ejemplo… “En nombre de Dios vuelve a la oscuridad ente maligno”- improvisó D’arc pensativa.
-Pues vamos allá- dijo Jeanne entrecerrando los ojos.
Las dos jóvenes dijeron lo que habían improvisado entre las dos, tras esto, el rosario comenzó a brillar con una luz cegadora. Cuando la luz se apagó, en las manos de ambas habían aparecido dos bastones con un caballo de ajedrez en la empuñadura, uno blanco y el otro negro.
Las chicas lanzaron el estuche al aire, y lo señalaron con los bastones.
-¡Jaque!- exclamó Jeanne dibujando una Jota en el aire, delante del demonio.
-¡Mate!- puntualizó D’arc escribiendo una M con una floritura impropia de ella.
Las dos letras comenzaron a brillar con una luz dorada, que hizo retorcerse al demonio, que gritaba con agonía, desapareciendo lentamente.
Cuando el demonio desapareció del todo, en su lugar apareció un peón blanco con una línea negra rodeándolo.
-Extracción completada- dijeron a la vez las jóvenes guiñando un ojo, mientras el peón caía en manos de D’arc.
-Y esto a llevárselo a nuestras dos ángeles favoritos- dijo D’arc metiendo el peón cuidadosamente el peón en una bolsita negra y dorada.
-Lo hicimos, lo hicimos, lo hemos concedido- cantaba Jeanne bailando de forma ridícula, mientras D’arc la miraba con cara de terror.
Sin embargo, a pesar de la gran capacidad auditiva que tenían las dos chicas, ninguna se percató de qué el efecto del Sand of Time  estaba desapareciendo y los alumnos estaban despertándose.
-¿Quiénes sois?- preguntaron todos a la vez, con los ojos desorbitados, las alumnas estaban aterrorizadas, pero los chicos… no tienen remedio, todos, sin exceptuar uno solo se habían echado hacia delante, y estaban babeando con la boca abierta.
-Uppsss…- exclamó D’arc, entonces, Jeanne, rápida como el viento, empujó a D’arc por la ventana que estaba abierta, saltando detrás de ella dijo:
-Adieu
Los alumnos miraron por la ventana.- ¿Dónde están?- al no ver a nadie se extrañaron, pero ambas chicas estaban agarradas a la cornisa, bueno, perdón, Jeanne estaba agarrada a la cornisa.
-¡Cómo te sueltes te mato!- le chilló D’arc, que estaba agarrada a su pie.
-Vale, pero tienes que adelgazar, que lo sepas.- le hizo saber Jeanne, que cada vez le costaba más agarrarse
-¡Mira quién fue a hablar!- le recriminó D’arc a gritos- ¡Culo gordo!
Y ya estaban discutiendo otra vez, como siempre, no tienen remedio.
-No grites, que como miren para abajo se nos va a caer el pelo- le regañó entre susurros.
-Hasta cuando estoy seria y serena me haces discutir- masculló D’arc- esto es increíble, eres de lo que no hay.
Tras decir esto se soltó y cayó al suelo, ligera como una pluma, sin hacerse un solo rasguño.
Jeanne hizo lo mismo, las dos chicas se dirigieron de nuevo al obelisco y cuando ya estaban allí, Jeanne gritó:
-¡Esto ha sido una pasada!
-Psé- dijo D’arc poniendo los ojos en blanco- voy a subir.
Dio un salto y llegó a lo más alto del obelisco, sentándose con los pies colgando.
-¡Vamos Jeanne! ¡O es qué te pesa tanto el culo que no puedes subir de un salto!- le gritó con guasa.
-Mira, que la que estaba agarrada a mi pierna eras tu, D’arc- le dijo Jeanne subiendo de un salto y sentándose a su lado.
-No me habría agarrado a tu pierna si no me hubieras empujado cuando estaba saltando por la ventana- dijo dándole un capón.
-Perdona, quien era la que estaba huyendo del ratón como un demonio asustado, digo… del demonio como un ratón asustado.- dijo Jeanne corrigiendo rápidamente de corregir su error.
-¡¿Perdona?! No soy a la única a la que estaban persiguiendo, si mal no recuerdo- le respondió D’arc con una cara que claramente decía: “¡toma, a ver como superas esa!”
-Chicas…- dijeron Finn y Fann, previendo aires de guerra.
-¡A callar!- les chillaron estas. Sin que ellas se percataran, una sombra sigilosa se había acercado lentamente al obelisco.
-¡Hola Marta, hola Marta! ¡¿Qué demonios hacéis ahí arriba?! ¿Habéis escalado? ¡¿Eso que tenéis en la espalda son alas por casualidad? ¡Jooo…, yo también quiero, malas personas, no habéis pensado en mi.- la silueta; es decir, Laura Mateos, una compañera de su clase, se alejó con tristeza del obelisco con la cabeza gacha y se volvió a montar en la moto de su padre, que se puso en marcha tan rápido, que a las dos jóvenes no les dio tiempo a reaccionar, dejando a D’arc con la cara de estupor de Bob Esponja y a Jeanne diciendo a lo Chona:
-¡Yo me quedo boba! Pero… ¿¡cómo narices nos ha reconocido!?
-Y además con estas pintas- dijo D’arc tirando de sus ropas y mirándose.
-Decidle a vuestra amiga que cuide esa lengua-les reprendió Fann.
D’arc se había quedado alelada, tan estupefacta que no conseguía hablar, abría y cerraba la boca sin articular palabra.
-Como que su amiga, si soy tu hermana- le recriminó Finn sin poderse creer lo que le acababa de decir su propia hermana.
-¡Me refiero a la chica de antes, so tonta!- le chilló Fann, dándole un fuerte capón.
-A, vale… ¡Y no me llames tonta! ¡Tonta!
-Haya paz, haya paz…- dijo D’arc, consiguiendo hablar por fin, poniéndose entre ambas, intentando evitar la pelea.
-No eres la más indicada para decir eso, pero te hacemos caso porque es tarde, que si no…- dijo Finn, la más razonable de las dos.
-¡Ah, es cierto! Tomad- comenzó a rebuscar entre la ropa hasta que encontró la bolsita dorada, y de ella sacó la ficha, entregándosela a los ángeles.
-¡Lo habéis conseguido!- exclamó Finn- aunque…
-¿Qué pasa?- preguntó D’arc levantando una ceja.
-¡Habéis tardado diez minutos más que Juana de Arco!- les regañó Finn.
-¡Tu de qué vas! Ella tenía diecinueve años y nosotras solo trece, aún somos adolescentes- se quejó Jeanne de morros.
-Y ella no tuvo el problema de los alumnos despertándose- dijo D’arc con el ceño fruncido, mirando de reojo a Jeanne con reprobación.
-Ni que su profesora de matemáticas fuera un demonio- añadió Jeanne con el ceño todavía más fruncido, sin darse cuenta de que la mirada de D’arc iba dirigida a ella.
-Pues… ¡eso da igual, lo importante es que habéis vuelto sanas y salvas, y además con el demonio! ¡Os felicito!- les dijo con una sonrisa sincera de oreja a oreja.
-Primero nos tachas de lentas y ahora nos felicitas, ¡no hay quién te entienda!- le recriminó D’arc con los ojos entrecerrados y la boca y el ceño fruncidos.
Finn se rió.
-Bueno, si ya hemos terminado yo me quiero ir a la dormir- dijo Jeanne bostezando y frotándose los ojos.
-De mil amores- le respondió Finn bostezando también- me muero de sueño.
-Bueno, nosotras nos vamos- dijo D’arc, a la que le habían pegado los bostezos.
-Jooo… yo no quiero irme…- se quejó Fann, pero al ver la mirada que le lanzó D’arc se calló y dijo resignada- Vale… nos vamos.
-Adieu- y saltaron en una dirección del obelisco diferente cada una y se alejaron a sus respectivas casas.
Lo que estas cuatro no sabían era que dos personas las vigilaban entre las sombras y que siguieron a D’arc.
… … … … … … … … …
D’arc que ya estaba cerca de su casa y decidió ir caminando, dando un paseo, en vez de ir saltando de tejado en tejado, como si fuera un Ninja.
Se internó en un callejón oscuro de la zona residencial en la que vivía, y aunque hacia un buen rato que había notado que alguien la seguía, no se detuvo, siguió paseando con despreocupación, como si no pasara nada.
Repentinamente, dos sombras se colocaron delante de ella, impidiéndole el paso. El más alto se adelantó t dijo:
-Te retamos, Jeanne.
Tras estas palabras, los dos desaparecieron, dejando tras de sí a una estupefacta D’arc, que no se lo podía creer.
-Cada vez me parece que este día es más sorprendente- dijo sacudiendo la cabeza- y por cierto… ¡Yo soy D’arc!
Tras esto, se apresuro hacia su casa, deseando que no ocurrieran más imprevistos.

3 comentarios:

  1. LO CONSEGUIIIIIIIIIIIIIIIII!!!!!!!!!!!!!!!!!! tres hurras por mi, hip hip hurrra etc etc... espero que os guste mucho
    firmado: D'arc

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  2. kien dise k n lo sea muuuuuuuuuuuuuuuuujajajajajajajajajaj (risa de lunatica malvada) yo no lo digo XD

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