Si, lo se, he tardado un poco mucho, pero al fin lo he logrado, terminé el capítulo y os lo dejo. Me ha costado sudor y lágrimas, asi que espero que os guste ;P
PD: En mi defensa alego que es el capitulo más largo de la histora.
PD2:Espero que os guste, que lo disfrutéis :D
PD3: Venga, ya me callo...
VI. Gato Negro, ¿Aliado o enemigo?
-Bienvenidos a mi patria- exclamó Marta M cuando bajaron del avión.
-Marta... no seas exagerada que no nos hemos ido del país- dijo Marta G, poniendo los ojos en blanco.
Marta M le sacó la lengua y dijo con voz de niña chica:
-Jo... no me quites la ilusión.
Fueron a recoger las maletas de la cinta cuando de la maleta de mano salió Fann diciendo:
-¡Que me asfixio, déjame salir!
-Vuelve ahí dentro- susurró Marta M- ¡No me cabrees!
Fann volvió a entrar en la maleta a regañadientes. Las Martas cogieron un carro y recogieron sus maletas, que, como no, fueron las últimas en salir.
-¿Qué quieres que le hagamos si somos gafes?- le recriminó Marta M a las narradoras.
Las narradoras le chistaron.
Tras recoger las maletas salieron a la zona de recibimiento del aeropuerto. En esto estaban cuando una mujer de pelo castaño rizado, ojos color miel y gafas se les acercaba corriendo.
-¡Marta!- gritó abriendo los brazos.
-¡Inma!- chilló Marta M abriendo también los brazos.
Ambas corrieron al encuentro y se fundieron en un cálido abrazo.
-Gracias por venir a recogernos y dejarnos estar en tu casa- le dijo agradecida Marta M- ven, te voy a presentar a mi amiga.
Se dirigieron a donde estaba Marta G con el carro de las maletas.
-Inma, te presento a mi amiga, Marta García, Marta te presento a mi prima y mi madrina, Inma- las presentó Marta M con una sonrisa de oreja a oreja.
-Encantada de conocerte- dijo Inma dándole dos besos a Marta G.
-Igualmente, gracias por dejarme quedar en su casa- dijo Marta G con voz de niña educada en alta sociedad- tome, esto es para usted, por las molestias- le entregó una caja de bombones.
-Gracias, pero no hacía falta- dijo colocando la caja de bombones sobre la maleta de Marta M.
-¡No, por favor, más peso no, me asfixio!- se quejaba Fann, removiendose en el interior de la maleta.
Inma miró extrañada a la maleta, pero un grito distrajo su atención.
-¡Inma!- era un hombre alto, con poco pelo, ojos marrones y gafas.
-¡Inma, jopé, como corres!- resolló cuando llegó a su lado- Hola, marta, que bueno verte.
-Marta, te presento a Ginés, el novio de Inma, Ginés, esta es mi amiga, Marta G- Marta M volvía a las presentaciones.
-Encantado- dijo Ginés dándole dos besos.
-Igualmente- dijo Marta G devolviéndoselos.
Ginés tomó las maletas y todos juntos se dirigieron al coche. Pero... lo que nuestras protagonistas no sabían que dos sombras las seguían sigilosamente.
-¡Joe, que manía con llamarnos sombras!- les recriminó Lived a las narradoras.
-¡Que te calles, contra!- le gritaron estas.
… … … … … … … … … … …
En otro lugar de la ciudad, lejos de allí...
-Bueno, esta es vuestra habitación, os dejo que os asentéis- dijo Inma sonriente, apoyada en el umbral de la puerta, tras lo que salió.
-¡Al fin!- se quejó Fann saliendo de la maleta, medio aplastada.
-¿Qué pasa conmigo?- preguntó Finn saliendo de la maleta de Marta G bostezando.
-He dicho al fin, no Finn, so cateta- le recriminó Fann poniendo los ojos en blanco.
-Bueno, no empecemos, que estamos en vacaciones- dijo Marta G mediando la situación.
-Tienes razón- dijo Finn sonriendo- Además, nada nos puede salir mal.
De repente escucharon un grito que venía del exterior del edificio, las chicas se acercaron a la ventana y vieron a Lived en el suelo, se había tropezado con su maleta y a Sward a su lado, echándole la bronca por su torpeza.
-Esa frase está gafada- masculló marta M.
-Finn, por tu madre, por que no te estarás calladita- le recriminó Marta G.
-Perdón- se disculpó esta.
-Ya nada, pero... agachaos, quiero hacer una cosa- dijo Marta M.
Mientras ellas se agachaban Marta sacó la cabeza por la ventana.
-¡BOBOS!- chilló a pleno pulmón, y antes de que levantaran la cabeza ya se había agachado.
-¿Has oído eso?- preguntó Sward extrañado.
-¿Qué si he oído qué?- preguntó Lived levantándose.
-Habrán sido imaginaciones mías- dijo su hermano confundido.
Tras esta escena los dos hermanos se dirigieron al hotel donde se hospedaban. Las chicas y los ángeles vieron esto y explotaron de la risa.
-Eres una bestia parda- rió Marta G.
-¿Perdona? Soy la mejor- logró decir Marta M entre risa y risa- y además soy mala.
-Lo que nos faltaba, una de las reencarnaciones de Juana de Arco es malvada- dijo Fann.
En ese momento la puerta se abrió, dando un susto de muerte a las cuatro.
-¿Ocurre algo, chicas?- preguntó Inma asomando la cabeza.
-Nada, que Marta acaba de contar un chiste muy bueno- dijo Marta G haciendo que Marta M volviera a explotar de la risa.
-Esta Marta...- dijo Ginés, asomando también la cabeza- Esto... chicas, nosotros nos vamos al cine, tomad dinero para pedir una pizza, el número esta en la nevera- dicho esto ambos se fueron.
-Oye Marta, ¿Tu madrina tiene Internet?- preguntó Marta G.
-Supongo- respondió esta- ¿por?
-¿Recuerdas aquella página del tuenti sobre el telepizza?- le preguntó Marta G con picardía.
-Creo que ya se a donde quieres llegar.
Las chicas bajaron a toda pastilla las escaleras y se sentaron frente al ordenador.
-Dame el número- pidió Marta G una vez hubo encontrado lo que buscaba.
Marta M se lo dio y marcaron rápidamente.
Pi... pi... pi...
-¿Telepizza dígame?
… … … … … … … … … … …
-Tengo la impresión de que estas dos están tramando algo malo- dijo Inma cuando un escalofrío le recorrió la espalda- No se porqué.
-No te preocupes- dijo Ginés con una sonrisa tranquilizadora- se portarán bien, seguro, conociendo a tu prima...
-Eso es lo que me preocupa, que conozco demasiado bien a mi prima.
… … … … … … … … … … …
Las Martas estaban en el sillón, revolcándose de la risa y lanzándose cojines.
Ras
Uno de los cojines se rasgó y el relleno comenzó a volar por los aires. Las chicas pararon un momento, asustadas, pero, sin poder evitarlo, volvieron a caer al suelo muertas de risa. Estuvieron así hasta que alguien llamó a la puerta.
-¡Voy yo!- exclamó Marta M y se dirigió a toda velocidad, tomó el pedido y, tras darle doble propina (para disculparse por la bromita) cerró la puerta y volvió al salón-Veamos... una Romana y una Proscciuto, sin olvidar la ración de pan de ajo y las dos raciones de patatas bravas, una picante y la otra no.- recitó.
-¿Quién pidió las patas bravas?- preguntó Marta G extrañada.
-¡Nosotras!- exclamaron Finn y Marta M.
-Toma Marta- dijo Marta G pasándole las picantes.
-No me gusta el picante- negó ella.
-Entonces... ¡¿Son tuyas Finn?!
-Es que tengo genes Mejicanos- dijo esta con un gorro mejicano en la cabeza.
-Si ni siquiera sabes donde está México- le increpó Marta M.
-Si que lo se- replicó Finn ofendida- está al lado de China.
-¡No, boba, eso es Australia!- exclamó Fann- México está en el Polo Sur.
-México esta donde vuestro cerebro, ¡perdido!- chillaron las Martas.
-Bueno, menos discutir y más recoger- dijo Marta G mirando el desastre que se había formado con las plumas.
-¡No hace falta!- exclamaron los ángeles. Las gemas de sus frentes se iluminaron y lanzaron un rayo que limpió en un segundo la habitación.
-¿Por qué no me dijiste antes que tenías ese poder?- le preguntó Marta G a Finn- la de veces que me habría librado de recoger mi cuarto.
Marta M se repantingó en el sillón y encendió la televisión, mientras que Marta G se puso a leer el periódico del día.
-¡Pero mira eso!- exclamó Marta M mirando la tele con los ojos como platos.
-¡Lo sabía!- exclamó Marta G levantándose de golpe.
-¿Lo del accidente del avión en el que murió el presidente de Polonia?- preguntó Marta M.
-No, sabía que tu última visión era sobre un volcán- dijo señalando una noticia sobre la erupción del volcán de Islandia.
Marta M iba a replicar, cuando en la tele comenzaron a decir algo que atrajo la atención de las jóvenes.
“Las famosas Ladronas Canarias, también conocidas como Las Ladronas Celestiales han vuelto a actuar, ¿Se enfrentarán a Gato Negro, el joven ladrón que acecha Madrid? Esto es lo que se pregunta esta reportera, María González, y esto es todo por hoy”
-Pero bueno, que se han creído, como no teníamos bastante con Lived y Sward ¿ahora quieren también encasquetarnos a otro? ¡Eso si que no!- se quejó Marta G.
-Pero...- replicó Finn- ¿Y si fuera alguien enviado por quien vosotras ya sabéis?
-Que estamos hablando del demonio, no de Lord Voldemort- dijo Marta M.
-Es que no nos gusta invocar su nombre- dijo Fann estremeciéndose.
-Por cierto... ¿y cómo se llama?- preguntó Marta G con curiosidad.
-Nadie lo sabe, ni siquiera los príncipes de las tinieblas- dijo Finn.
-No, Finn, querrás decir los peleles de las tinieblas- le corrigió Marta G.
-No, perdona, el payaso de la tele y el culichichilameculos de papi- le corrigió Marta M- que no es lo mismo- añadió- Por cierto, las visiones se están volviendo cada vez más macabras y sádicas.
-Y yo me pregunto... ¿Por qué tendrás esas visiones?- preguntó Marta G.
-Puede ser...- comenzó Fann- no, no lo creo.
-¡Escupelo Fann!- exclamó Finn impaciente.
-Que a lo mejor, unos espíritus se adueñan de su cuerpo y dicen lo que va a ocurrir para intentar detenerlo.
-Fann... ¿Estuviste otra vez leyendo mis libros, no?- preguntó Marta M.
-Si...
-Ya decía yo que esa historia me sonaba.
En ese momento la puerta se abrió y por ella entraron Inma y Ginés que estaban manteniendo una acalorada discusión.
-Yo creo que los padres deberían vigilarlas mejor- decía Inma.
-¿De quién habláis?- preguntó Marta M curiosa.
-De las ladronas esas- dijo Ginés- las fantasmales o como sea.
-¡Celestiales!- gritaron las Martas- Las Ladronas Celestiales.
-¿Acaso las conocéis?- preguntó Inma.
-¡No!- se apresuraron a responder las Martas- ¿Qué te hace suponer eso?
-¿Por qué estáis tan alteradas?- preguntó Ginés sin llegar a entenderlo.
-¡No estamos alteradas!- chillaron, coincidiendo por tercera vez.
-Vale, creo que es la hora que nos pone a todos nerviosos- dijo Inma- venga, a la cama todos, desfilando.
-Si- exclamaron con desgana las Martas y Ginés, dirigiéndose a sus respectivos cuartos.
… … … … … … … … … … …
Al día siguiente las Martas y los ángeles decidieron hacer una visita al museo del Prado.
-Bueno, en la siguiente sala encontraremos la grandiosa obre de Velázquez, Las Meninas- dijo Marta M ejerciendo de guía a las mil maravillas- Por la derecha, no se despisten- entraron en la siguiente sala- Como podrán ver, la obra de Las Meninas representa a una de las familias reales en la historia de España que bla, bla, bla...
-Me siento rara, normalmente soy yo la que hace de guía- murmuró Marta G.
Marta M se había callado de repente y miraba al cuadro como una boba, delante había un hombre con una brocha tratando de rayar la pintura.
-¡Ni se le ocurra!- chilló y se lanzó sobre el hombre.
-¡Tengo que arreglarlo!- decía este con voz demoníaca.
Marta M soltó un gritó de guerra y le dio un golpe al hombre con la cabeza, dejándolo KO.
-Menos mal que tengo la cabeza dura.
Los guardias se acercaron y se llevaron al hombre, mientras se iban Marta G les oyó decir:
-Es el séptimo de esta semana... ¿Por qué tantos ataques a Las Meninas?
-Marta, creo que Las Meninas tienen un demonio- le susurró a Marta M.
-No... ¿en serio?- preguntó esta sarcástica, enseñándole el colgante que pitaba como un loco.
-Finn, te toca- dijo Marta G.
-Ok- respondió esta alejándose- un momento... ¿dónde está la oficina?
-Yo te guío- suspiró Marta M, poniendo los ojos en blanco.
… … … … … … … … … … …
Un cordón policial rodeaba el edificio y algún que otro helicóptero observaba desde las alturas.
-Cuento unos... doscientos guardias, tres helicópteros y cuarenta cámaras de televisión- dijo Marta G que observaba la escena con prismáticos.
-No está nada mal- dijo Marta M con un gesto aprobador- se han portado bien.
-Vamos, Finn
-Let's go Fann.
Los ángeles realizaron su trabajo y se quedaron allí, en la retaguardia, mientras las chicas se dirigieron al Prado a toda carrera.
-Game Start
De repente un coche de policía se paró.
-Señor... esas chicas...- comenzó el conductor.
-No es él, todavía no es tan bueno como para dividirse- dijo el que parecía el jefe dando una calada a su pipa. Dicho esto el coche se alejó.
… … … … … … … … … … …
Jeanne y D'arc esquivaron con suma facilidad a los guardias, que parecían estar en otra cosa.
-¡Chacho!- exclamó Jeanne- ¿Están empanados o que demonios les ocurre?
-Buah- dijo D'arc con gesto despreocupado, con los brazos tras la cabeza- no le llegan ni a la suela de los zapatos a la madre de Laura, esto va a ser muy fácil.
Doblaron la esquina y se encontraron cara a cara con las Meninas, que ya había empezado a desprender ese aura demoníaca tan característica de los cuadros poseídos. La sala estaba en penumbra, lo único que iluminaba la oscura habitación era una franja de luz que emitía la luna llena.
-Tengo un mal presentimiento- susurró D'arc.
-¿No será una de tus visiones?- preguntó Jeanne.
-No, es que siempre que parece que va a resultarnos fácil ocurre algo que tergiversa ese hecho- le respondió encogiéndose de hombros.
-Bueno, siempre hay una primera vez- añadió Jeanne guiñándole un ojo. Amabas se encontraban ante el cuadro, con una sonrisa de seguridad.- Vamos allá.
Cuando estaban ya preparadas, Stranger en mano, una carta los lanzó lejos.
Jeanne miró a todos los lados con movimientos de cabeza como los de una paloma, buscando la procedencia de la carta.
-¡Jeanne, por tu madre, allí!- exclamó D'arc moviendo la cabeza de su compañera hacia el lugar adecuado.
En el ventanal se hallaba el individuo responsable del ataque. Era un chico de no más de diecisiete años, cabello corto color castaño, un monóculo impedía saber de que color eran sus ojos. Vestía un traje blanco, corbata roja y camisa azul, además de llevar un sombrero de copa blanco, igual que el de un mago.
-Buenas noches, bellas señoritas- dijo con tono educado.
-Buaaaj- exclamó D'arc metiéndose los dedos en la boca, fingiendo un vómito.
-¡Ya se de que me sonaba!- exclamó de repente Jeanne, golpeándose la palma de la mano- ¡Es Kaito Kid!
El chico que se acercaba a ellas, tropezó al oír esto, pero enseguida recupero la compostura y continuó caminando, con seguridad y un poco de chulería.
-Prrrft- D'arc le hizo una pedorreta.
-Vaya- dijo el chico agarrando uno de los mechones de pelo de D'arc,a la que, por cierto, ya no le habían salido aquellas molestas coletas- el inspector ya no sabe que hacer y me manda a dos muchachitas.
-Prrrft- D'arc volvió a hacer una pedorreta.
-D'arc, por tu madre, ¡para de una vez!- le chilló Jeanne.
-¡No me da la gana!
-¡Qué pares te digo!
-¡Que no me da la gana!
De repente, se abrieron las puertas y se encendieron súbitamente las luces, cegando a las chicas, lo que provocó que Jeanne acabara en brazos del ladrón. Entonces, dos figuras se adelantaron entre los policías.
-¡Os he encondado!- dijo una de ellas, congestionada.
-¡Te he encontrado!- dijo la otra.
Pero lo que se encontraron no lo habían previsto, el ladrón tenía a Jeanne en brazos, mientras que D'arc le golpeaba la espalda para que la soltara.
-¡Pedo bueno, que edta padando aquí!- chilló la agente de la interpol, a la que habían ascendido a inspectora- ¡Tú edtate quieta y tú, suedta a mi laddona, no me la toquetees ¡achís!
-Pero bueno, ¿es que no nos va a dejar en paz ni siquiera aquí?- preguntó D'arc molesta.
De repente la puerta volvió a abrirse de par en par y... ¡¿Laura?!
-¡Mami, mami, te dejaste el Paracetamol!- exclamó agitando el sobre en el aire tras lo cual, se lo dio y se marchó.
-Tedga uda hijas pada esto...- rezongó la inspectora.
-Este ladrón tiene las manos muy largas- dijo Jeanne lanzándole miradas inquisitorias a este- en los tres sentidos.
-¡Oye tú, deja de seducir a mi ladrón!- le dijo el inspector a Jeanne.
-Oiga, que es él el que me está tocando el culo, y por cierto... ¡estate quieto de una vez!- exclamó Jeanne liberándose de los brazos del joven.
-Pensé que habíamos conectado- suspiró el ladrón.
-En tus sueños- le chilló Jeanne mosqueada.
-¡Jeanne!- exclamó D'arc echándose a sus brazos- pensé que ya no volvería a verte.
-Exagerada- Jeanne le dio un capón- Te tengo dicho que dejes de ver las telenovelas de la uno.
-Vale...- D'arc agachó la cabeza.
-Pero bueno... ¿Dónde se ha metido ahora ese ladrón de pacotilla?- preguntó Jeanne poniendo los brazos en jarras.
-Aquí arriba, princesa- dijo él lanzándole un guiño.
-¿Te vas sin la obra de arte?- preguntó sorprendido el inspector.
-Si te refieres a la preciosa ladrona me encantaría llevarmela conmigo, pero el deber es lo primero- dijo con una sonrisa zalamera.
-Presuntuoso- masculló Jeanne hinchando los mofletes- eres un ladrón insoportable.
El ladrón, en respuesta, tocó su cinturón, haciendo que su capa se convirtiera en un ala delta.
-Ya está, ya tuvo que hacerlo- soltó Jeanne. El ladrón sacó un interruptor y lo pulsó, tras lo cual toda la sala quedó llena de humo.
-Que típico- dijo D'arc.
Todas las personas de la sala comenzaron a toser a causa del humo. Jeanne sintió una presencia a su espalda, pero al intentar girarse algo comenzó a presionarle la espalda.
-Yo que tu no me giraría, no quiero tener que dispararte- le susurró una voz al oído.
-Veo que te gusta tu pistolita de cartas, coff coff- tosió Jeanne medio asfixiada.
-No hables y escuchame, me llevo Las Meninas, pero si queréis recuperarla tenéis que venir mañana a la puerta de Alcalá y allí mediremos fuerzas. El que gane se lleva el cuadro y el que pierda...- Jeanne notó como aumentaba la presión en su espalda aumentaba y comprendió lo que le ocurriría al que perdiera.
El humo se disipaba poco a poco, por lo que el ladrón se dispuso a irse, pero antes de desparecer del todo le dio un beso en la mejilla a Jeanne y le puso una rosa blanca tras la oreja.
-Además de cursi maleducado, mira que largarse sin despedirse-exclamó D'arc, que estaba al lado y lo había visto todo- ¡Me cago en el padre de Lived y Sward!- chilló D'arc al ver que el cuadro había desaparecido.
… … … … … … … … … … …
¡Achis!
-Me da que alguien está hablando de mi allá arriba- dijo el rey de los demonios sonándose.
… … … … … … … … … … …
-¡A nosotros no nos metas!- exclamó Claw saliendo de detrás de un jarrón y sacando a Simbad del jarrón de al lado a rastras.
-Mi madre, como eramos pocos parió abuela- exclamó D'arc.
-¡Tú! ¿Qué hacías ligando con ese?- le increpó Simbad a Jeanne.
Jeanne no le escuchaba por que estaba leyendo el cartel que había dejado el misterioso ladrón en donde antes se encontraban Las Meninas.
“Me he llevado las Meninas de Velázquez
Firmado: Gato negro”
-Asi que así se llama ese presuntuoso- murmuró rascándose la cabeza.
-Pues claro, lo vimos en las noticias, ¿Como pudiste olvidarlo?- le chilló D'arc exaltada.
-¡¿Alguien me escucha?!- chilló Simbad perdiendo los nervios.
-Para que voy a escucharte si lo único que sale de tu boca son estupideces- dijo Jeanne mirándole con los ojos entrecerrados.
-¡Exacto!- coincidieron Claw y D'arc.
-Muy buena, ¡chócala!- exclamó Claw chocando los cinco con D'arc.
-Me estás empezando a caer bien, chaval- dijo D'arc sonriendo de oreja a oreja.
-¡D'arc!- le regañó Jeanne.
-¡Claw!- le reprendió Simbad.
-¿Qué quieres culichichilameculos?- preguntó Claw entrecerrando los ojos.
-No ves que estamos hablando-es de mala educación interrumpir una conversación-dijo D'arc poniendo los brazos en jarras- aunque sea de besugos- añadió entre dientes.
-D'arc, somos vuestros rivales- dijo Simbad dándose aires de superioridad.
-Exact... espera... ¿Qué has dicho?- preguntó sorprendida Jeanne.
-Que somos vuestros rivales- repitó Simbad sin llegar a entender del todo.
-No, antes- dijo D'arc.
-Ah, pues dije D'arc- terminó Simbad sin darle importancia.
Jeanne y D'arc se miraron y comenzaron a lanzar confeti y soplar unos matasuegras, mientras bailaban en circulos.
-¿Qué pasa?- preguntaron Claw y Simbad, que no entendían aquel repentino comportamiento.
-Ha dicho bien mi nombre- exclamó D'arc- no me ha llamado Jeanne.
La niebla de Gato Negro se estaba comezando a disipar y los policías comenzaron a despertar.
-D'arc, ahora- exclamó Jeanne dandole un golpe a Claw. D'arc no sabía muy bien de que iba todo aquello, pero decidió darse un gusto y tambien golpeó a Simbad.
-¿Qué pasa?- preguntó todavía confusa.
-Calla, ponte esto y dejame hablar a mi.
… … … … … … … … … … …
-Oficiales, ¿qué ocurre aquí?- preguntó el inspector cuando se disipó el humo.
-Las Ladronas Celestiales y Gato Negro han escapado- dijo el oficial- ero hemos atrapado a estos dos.
El otro oficial estaba arrastrando tras de si a Claw y Simbad, ambos incoscientes y además atados.
-Muy bien, agentes, al menos algunos hacemos nuestro trabajo- dijo mirando de reojo a la inspectora.
-¿Perdona? Tu has perdido a tu ladron, ademas, esos dos ladrones los debía atrapar yo- dijo la inspectora mosqueada, a la que, por cierto, se le había curado la gripe.
-Joo, no me lo recuerdes- desde una esquina, marginado.
-Bueno, buen trabajo oficiales, pueden descansar- dijo la agente haciendo el saludo del ejercito.
-Si, señora- dijeron los oficiales devolviéndole saludo.
En ese momento entró Laura en la sala, mientras los oficiales salían y se les quedó mirando extrañada.
-¡Hey, pero si son Jea...- no pudo terminar la frase, por que uno de los oficiales pisó una baldosa a proposito, la cual cedió, atrapando a la joven en una de las miles de redes-trampa preparadas- Mamiii...- se quejó- me he quedado atrapada.
-Nota mental, no volver a traerme a Laura de misión- dijo la agente sacudiendo la cabeza.
… … … … … … … … … … …
Los oficiales esbozaron una amplia sonrisa al salir y se quitaron la ropa, dejando al descubierto su verdadera identidad, Las Ladronas Celestiales Jeanne y D'arc.
-Cada vez es más fácil- suspiró D'arc sonriendo triunfal.
Las jóvenes le sacaron la lengua al edficio a modo de burla y dijeron a la vez:
-Au revoir
… … … … … … … … … … …
La noticia se estuvo retransmitiendo por todas las cadenas de España repetidas veces. Los programas del corazón, los científicos y los telediarios estuvieron hablando de este tema innumerables veces, desde telemadrid hasta la televisión canaria. Los reporteros habían metido una cámara oculta y se había grabado toda la actuación de Gato Negro y las Ladronas Celestiales, con el reto incluido.
-¡Lo que hay que ver!- exclamó Inma indignada- estas dos muchachas se han hecho más famosas que La Macarena, además, menuda incompetencia la de la policia, mira que dejarlas escapar, esto es de locos.
Marta G bostezó, se habían ido a dormir a las cuatro de la mañana y tenían una cara de muertas que daba miedo.
-Os tengo dicho que os acostéis pronto y os dejéis de tanta chachara- les regañó Inma.
-Pero... si nos acostamos pronto...- se lamentó Marta M soltando un bostezo.
-¿En serio?- preguntó Inma alzando una ceja.
-Dejalas mujer- dijo Ginés- son jovenes, estan en la edad de divertirse y pasar hasta altas horas hablando y divirtiéndose.
Las Martas le echaron una mirada agradecida junto a una sonrisa cansada, bostezando de nuevo.
-Si yo no digo que no se diviertan- dijo Inma- lo que no quiero es tener dos muertas vivientes caminando por casa.
-Pues esta muerta viviente se vuelve a la cama- bostezó Marta G dirigiéndose a su cuarto.
-Te sigo- añadió Marta M.
… … … … … … … … … … …
18:00 horas.
En la puerta de Alcalá dos sombras... ¡que tonterías digo! Todos sabemos perfectamente quienes son las dos sombras. Jeanne y D'arc intentaban ir sigilosamente, pero Jeanne no hacía más que pisar a D'arc, lo de ser sigilosa no es lo suyo.
-Jeanne- susurró D'arc- ¡quieres dejar de pisarme de una puñatera vez!
-Perdona, pero hay que darse prisa- dijo Jeanne acelerando el paso.
-¡Ay, que no me pises!- exclamó D'arc.
A pesar de los múltiples problemas técnicos las jovenes lograron llegar a la puerta de Alcalá, un inmenso arco en medio de la plaza de “La puerta del Sol”
-Ahora a desactivar las kinder sorpresa- dijo Jeanne.
-¿Por que siempre dirás chorradas?- dijo D'arc poniendo los ojos en blanco.
-Tenía que decirlo- dijo Jeanne con una sonrisa bobalicona.
-¿Por qué venimos tan pronto?
-Para desactivar las trampas.
-¿Qué trampas?
-Las que habrá preparado Gato Negro, ese no te reta sin preparar antes trampas en el lugar adecuado- explicó Jeanne.
-Claro... un momento... ¿Quien era Gato Negro?- preguntó D'arc rascándose la cabeza.
-El de blanco...- dijo Jeanne con tono condescendiente.
-¡Ah! El cursi pedorretas, el de la rosa.
-Si, la que aún tengo en el pelo... espera... ¡¿Qué hago yo con esto aún en el pelo?!- chilló Jeanne escandalizada, haciendo movimientos raros para quitarsela.
-A lo mejor es un rastreador- dijo D'arc.
-¿Ya has estado viendo otra vez las pelis de James Bond?- le preguntó Jeanne alzando una ceja.
-Es que me gustan...- respondió D'arc con voz de niña pequeña.
Bip Bip Bip. En la rosa comenzó a parpadear una luz.
-¡Pero si es una cámara!- chilló Jeanne tirando la rosa al suelo- ¡Será pervertido me ha estado espiando, incluso cuando iba al baño!- continuó despotricando mientras D'arc se moría de la risa.
-Me matas- rió D'arc- No puedo más.
-No, al que voy a matar es a esa copia mala de Kaito Kid- gruñó Jeanne verdaderamente cabreada.
-Ya esta, ya tenía que saltar el lado friki de la fuerza digo... de Jeanne- se corrigió D'arc.
-Bueno, dejalo, vamos a trabajar- dijo Jeanne adelantandose.
-¿Qué vamos a hacer?
-Primero esto- dijo Jeanne rompiendo un trozo de la perta de Alcalá, tras esto accionó el botón que había en la cavidad que había quedado y el interior del arco se llenó de corrientes eléctricas.
-¡Joder!- exclamó D'arc- ¡Qué manía tienen todos de intentar convertirnos en pollos a la plancha!
-A que si- le apoyó Jeanne- y deben de haber más, hay que desactivarlas todas y... ¡Quítate ese disfraz de científico!
-Jo... ¿y de que me disfrazo entonces, de maga?- se puso un ropaje idéntico al de Kaito Kid.
-D'arc, quitate eso, ¿Se puede saber de donde lo has sacado?- le preguntó Jeanne extrañada.
-Ni idea- respondió D'arc muerta de la risa.
-¡Se puede saber de que te ríes ahora!- le chilló Jeanne ya un poco irritada.
-De lo ridículo de la situación- respondió Jeanne- es que me recuerda a los comics de Mortadelo y Filemón.
-Siempre acabamos nombrando algo así- Jeanne puso los ojos en blanco- Oye ¿y si hacemos las cosas como él?
-¿Cómo él?
-Si, ya lo verás.
… … … … … … … … … … …
-Todo el mundo en fila- ordenó el inspector Fernandez-Ante todo recordad, esas dos son unas principiantes, con las trampas que hemos puesto caeran como moscas.
-¡Cómo que principiantes!- exclamó la inspectora.
Todos se giraron y vieron como la inspectora avanzaba con un escuadrón de policías de fuertes espaldas, enormes brazos y pieles tostadas por el Sol.
-Por ahí vienen los cubanos- dijo con sorna el inspector.
-¡Qué somos canarios, contra!- chilló la inspectora irritada- ¡¿Cuántas veces te lo tendré que repetir?!
-Cubanos, canarios... ¿Qué diferencia hay?- preguntó el inspector aún con sorna.
-Solo unos...miles de kilómetros, nada más- dijo la inspectora.
-Esas ladronuchas no se pueden comparar a él
-Eso es lo que tú te crees...
… … … … … … … … … … …
-Calculo unos... cien policías, vaya que poco se han esforzado esta vez, bueno, al menos los diez helicópteros lo cmpesan- dijo Gato Negro que observaba la Puerta de Alcalá- ¿Quién iba a pensar que robarte iba a ser tan divertido?
La obra de Las Meninas seguía en su estado original, su energía demoníaca parecía estar dormida.
-Bueno, no quiero llegar tarde a mi cita- Y nada más decir esto saltó del edificio, y en pleno vuelo accionó su ala delta.
… … … … … … … … … … …
El inspector se mantenía en una actividad frenética, al igual que la inspectora.
-Tenemos trabajo, ¡Aquí no entrará ni una rata!- gritó triunfal el inspector.
-Pues acaba de entar una- dijo la agente señalando el animal.
-¡Qué alguien atrape a ese roedor!- chilló el inspector y empezó a perseguir a la pobre rata.
-Lo que hay que ver- suspiró la agente sacudiendo la cabeza.
… … … … … … … … … … …
Ding Dong
-¡Ladies and Gentleman!- gritó Gato Negro desde una estatua.
-¡Ahí está, rápido, atrapadlo!- gritó triunfal el inspector.
Gato Negro saltó con su ala delta y se alejó de la puerta del Sol.
-¡Siganle, rápido!- siguió vociferando el inspector.Todos los policías y helicópteros siguieron al joven. El bullicio se alejó y la Puerta del Sol se quedó vacía y silenciosa.
-Siempre caen en la misma trampa, que tontos- rio gato Negro- Como pueden confundirme con un muñeco, que verde está aun, inspector- añadió sacudiendo la cabeza.
El muchacho salió de su escondite y se dirigió a la puerta de Alcalá y esperó bajo uno de sus arcos.
-Eres un tardón- le increpó una voz desde las sombras.
-¿Has venido sola?- le preguntó con curiosidad.
De repente alguien le golpeó la cabeza.
-¡Tu estás tonto o que!- exclamó D'arc, que, colgada bocabajo del arco le había golpeado- Jeanne no va a ningún sitio sin su D'arc.
-Por supuesto- dijo Jeanne chocando los cinco con D'arc- Por cierto... ¿Qué haces ahí colgada?
-No se, pensé que molaría mas aparecer así, a lo Spiderman- dijo esta encogiéndose de hombros y bajando al suelo.
-Bueno, habéis caído en mi trampa- dijo Gato Negro sonriendo.
-Que trampa ni que ocho cuartos- dijo D'arc golpeandole con el puño en la cabeza.- ¡Este cada día es más tonto.
Gato Negro alzó una ceja extrañado.
-Haber, Gato Negro, ¿como que no sabíamos todos que esto era una trampa?- dijo Jeanne entrecerrando los ojos.
-¿Ah si?- preguntó desafiante sacando su pistola de cartas.
-Si- D'arc pulsó un aparato que llevaba en la mano.
Gato Negro soltó un alarido de sorpresa, estaba colgado bocabajo agarrado con una cuerda por un tobillo.
-Esto si que no me lo esperaba- masculló cruzándose de brazos.
-Se trataba de eso, tontito- dijo D'arc pellizcandole la mejilla.
-Espera un momento...- Jeanne miró a todos los lados- ¿Dónde está el cuadro?- preguntó mirando al chico con los ojos entrecerrados.
-Guardado, ¿por?- respondió.
-¿No se suponía que ibas a traerlo?- preguntó D'arc alzando una ceja.
-Ya, pero solo si me ganábais, aunque todo estaba planeado para que ganara yo- dijo pensativo.
-Pero será presuntuoso- masculló D'arc.
Jeanne le echó una mirada de complicidad a D'arc. Ambas se acercaron por ambos flancos y...
-¡No vale, no es justo!- gritó él entre risas, las jovenes le estaban haciendo su más famosa y milenaria tortura, el ataque de las cosquillas.
-En la guerra y el amor todo vale- dijo D'arc con sencillez.
Jeanne le dio un puntapie en la cabeza.
-No te imagines cosas raras
-¡Qué nadie se mueva!- chilló la inspectora desde desde un megáfono.
-¡Me cago en...!- exclamó D'arc- ¿pero tu no los estabas distrayendo?
-Solo despiste al inspector- dijo Gato Negro.
-Eso, que yo no soy tan estúpida para caer en eso- dijo la inspectora con altanería.
-ese inspector es más simple que el mecanismo de un chupete- dijo Gato Negro sacudiendo la cabeza.
-Eso es de Super Gals- dijo la inspectora.
-¡Pero esto que es!- exclamó D'arc- todo el mundo se ha vuelto friki o que.
-No te eches flores que aquí la que veí Super Gals eras tú- le increpó Jeanne.
-Upps... pillada- dijo D'arc frotándose la cabeza.
-¿Me bajáis ya?- preguntó Gato Negro con voz inocente.
-¡No!- le chillaron las otras tres.
-Si lo se no pregunto- masculló este haciendo un mohín.
-Os pillé a los tres- dijo la inspectora con una carcajada triunfal.
-No, no, no lo has pillado a él, a nosotras dejanos en paz- dijo Jeanne señalando al muchacho.
-Exacto, que nosotras no hemos hecho nada...- dijo D'arc- aún.
-Quien robó las Meninas fue el gato pulgoso de marras-dijo Jeanne.
-¡Oye!- se quejó Gato Negro- que yo no tengo pulgas.
-Es una forma de hablar subnormal- Jeanne le dio un nuevo puntapie en la cabeza.
-Cuanto más me odias más me gusta- dijo Gato Negro abriendo mucho los ojos.
-Hola, sigo aquí- dijo la inspectora tratando de llamar la atención de las muchachas.
-Lo sabemos, pero pasamos de ti- dijo D'arc sin siquiera mirarla.
-Bueno, ahora me diras donde dejaste las meninas- dijo agachándose para estar a su altura. Este le indicó que se acercara.
-Te lo diré si sales conmigo
-¡Pero será fresco!- exclamó D'arc poniendo los brazos en jarras- no pienso ir de carabina
-De acuerdo- dijo Jeanne- Yo elijo la hora, tú el lugar
Todos se quedaron boquiabiertos, sin llegar a creerselo.
-Pero... Jeanne... ¿tienes fiebre?- D'arc le puso la mano en la frente con preocupación.
-Tu sigueme el juego, ¿vale?- le gruñó esta en voz baja.
-Vale...- se resignó D'arc- ¡pero que conste que yo no voy a ir de carabina!
En ese momento Simbad salió hecho una furia de un arbusto, arrastrando a Claw, que intentaba desasirse, sin mucho éxito, por cierto.
-¡Claw!- D'arc se lanzó en brazos del ladrón, con felicidad.
-D'arc, que es el enemigo contra, no seas niña chica- dijo Jeanne poniendo los ojos en blanco.
-Osea, que tu si puedes salir con el gatito pulgoso y yo no puedo abrazar a Claw- D'arc se cruzó de brazos, roja como un tomate, a su lado Claw se frotaba la cabeza, tambien ruborizado- Además, en mi defensa diré que fue un impulso, no lo hice queriendo.
-¡Dejalo!- exclamó Jeanne haciendo un gesto despectivo con la mano- Tu me vas a decir donde está el cuadro- añadió dirigiéndose a Gato Negro.
-Pues... vale... esta en ese edificio morado de ahí- dijo señalándolo con desgana- en la azotea.
-No te voy a preguntar como bajaste de allí, porque ya me lo imagino- Jeanne entreceró los ojos.
-Y ahora... ¿me bajáis?- pidió Gato Negro.
Las ladronas se miraron y dijeron a dúo:
-¿Tú que crees?
-Sois unas abusadoras- se quejó Gato Negro.
-Inspectora, ya puede llevárselo- le dijo D'arc a la inspectora, que miraba la escena boquiabierta- ¡Cierre la boca, mujer, que se va a tragar una mosca!
-¡No me deis ordenes, atrapadlas!- gritó indignada la inspectora.
Los agentes corrieron, tratando de atraparlas, pero las muchachas lograron escapar gracias al “bouncing ball”, del cual salió un fino hilo que se alejó en la oscuridad.
-Adieu- dijeron guiñando el ojo.
-¡Que sigo aquí!- se quejó la agente.
-Si, pero como eres un personaje secundario pues no te hacen caso- dijo Gato Negro, que continuaba boca abajo.
-¡Cierra el pico!- le gruñó la inspectora- que tu tambien eres secundario, y ademas llevas media hora boca abajo, asi que chitón.
-Si, pero yo le gusto a una de las protas- se chuleó él.
-¡Y una mierda!- chillaron Jeanne y Simbad.
… … … … … … … … … … …
Las muchachas llegaron a la azotea y encontraronel cuadro, tal y como había dicho Gato Negro. Entonces el demonio salió del cuadro. No era como los demás, era más grandre y más oscuro.
“Con que vosotras sois las reencarnaciones del de Juana de Arco” dijo el demonio.
-Y tu eres el demonio que se va a convertir en pieza de ajedrez- dijo Jeanne altanera.
-¿En pizza?- preguntó D'arc extrañada, la pobre estaba un poco trompetilla.
-¿Y así es como tu quieres que nos tomen en serio?- replicó Jeanne.
-Jo, es que tengo hambre- se quejó D'arc
-Pues cuando terminemos te invito a pizza ¿hace?
-¡Vale!- exclamó D'arc más animada- lo siento señor demonio, pero vamos a tener que sellarle para que yo pueda comerme mi pizza, si nos permite sellarle ya nos ahorraremos el inutil esfuerzo y su sufrimiento, gracias- dijo sonriente, con voz de niña buena.
“¿Creéis que podéis vencerme?” preguntó el demonio con una carcajada.
-Si- dijeron las chicas con sencillez.
Estuvieron diez minutos luchando, pero el demonio se vio desbordado por su poder y calló derrotado.
-Sois... pode... rosas- logró farfullar.
-Que poco nos ha durado- se quejó Jeanne sacando el Stranger
-Que triste- D'arc sacó el suyo, sacudiendo la cabeza.
-Jaque- Jeanne dibujó con fiereza la J en el aire.
-Mate- D'arc dibujó la M con serenidad.
El demonio se convirtió en pieza de ajedrez, la que D'arc se aseguró a guardar.
Boom
En el lugar en el que se encontraba la policíasalió un espeso humo blanco.
-¿Qué paso, Claw se pasó con la polvora?- Jeanne soltó una carcajada.
-¡No te metas con mi futuro marido... digo... con Claw!- exclamó d'arc corrigiéndose a tiempo.
-Te ha dado fuerte, ¿eh D'arc?- dijo Jeanne alzando una ceja.
D'arc miró hacia otro lado, colorada como un pimiento.
-¿No ibamos al telepizza?- soltó abruptamente.
-Si venga, antes de que cierre- suspiró Jeanne.
D'arc se destransformó.
-¿Donde están Finn y Fann?- bostezó Marta M- estoy cansada.
-Fijo que se han ido a dormir, con lo que nos a retrasado el bobo de Gato Negro...- contestó Jeanne, tambien bostezando- Joder, esto de los bostezos es pegadizo.
-¡Oye!- se quejó D'arc escandalizada- ¡que nosotras no dormimos en horas de trabajo.
-Claro que no, dormis el resto de las horas- miró a Jeanne con el ceño fruncido- ¿Te quieres destranformar de una maldita vez?
-Vale- suspiró Jeanne, destransformandose.
Las cuatro amigas se alejaron, pero no sabían que alguien las observaba.
-Conque ese es vuestro objetivo
… … … … … … … … … … …
Las vacaciones terminaron, al igual que el curso, todo normal, encerrando demonios, peleándose con Lived y Sward...
Luego comenzó un nuevo curso para nuestras protagonistas con sorpresas inesperadas.
-¡Esto tiene que ser una broma!- chillaba Marta M.
-Oh, venga, no será para tanto- le dijo Marta G despreocupada.
-¡Nos han cambiado de clase!- chilló Marta M- ¡Nos han sacado del bilingüe! ¡Y para colmo de nuestra clase solo estan Lived y Sward!
-Mierda- masculló Marta G- Esto ya no puede empeorar.
Pero como siempre, todo puede empeorar y Marta G sintió una presencia a su espalda.
-Disculpa, ¿te importa que mire mi lista?- dijo un joven de diecisiete años, pelo negro y ojos verdes.
-S... si- tartamudeó marta G y se apartó.
-Esto es el colmo- gruñó Marta M- tenias que abrir la bocaza- le recriminó a su amiga.
-¿Por?
-¿No te has dado cuenta de quien es?
Marta G negó con la cabeza y Marta M lo dio por perdido.
-Tonta del culo- gruñó- es Gato Negro- añadió en un susurro.
-Pues según mi lista me llamo Sate- dijo el chico giñando el ojo.
-Nos perdonas un momentito- le dijo Marta M a MartaG. Cogió a Sate de la camisa y se lo llevó a rastras- Mira bonito, podrás engañar a la simplona de mi amiga- le dijo una vez se hubieron alejado- pero a mi no me engañas te tengo calao, bacalao, se perfectamente que eres Gato Negro.